En esos pocos y anhelados días del año en que pude poner los pies -y enfríar la cabeza- en el agua del mar me entero que en el Once hay batallas campales al desalojar a los manteros. Me pregunto por qué tantas veces se llega a la violencia, teniendo los humanos la posibilidad del diálogo... Menos mal la represión policial no fue demasiado violenta y se ha llegado a una situación de negociaciones. Ojalá prospere. A los peatones nos puede molestar tantos vendedores en las veredas (aunque más de uno que protesta también le comprará) y los comerciantes protestan por competencia desleal. Por otro lado hay una realidad, vender es un trabajo y la gente necesita laburar.

Foto: La Nación

    Si, por un instante, nos ponemos en el lugar del vendedor ambulante tenemos que entender que buscan espacios con mucha afluencia de gente. Galpones que quedan a trasmano no siempre dan resultado. Es de esperar que funcione bien la feria de Perón, entre Ecuador y Jean Jaurés, donde las autoridades les ofrecieron espacio así como a los manteros de Flores. El tema es que si no tienen ventas donde estén, van a volver. Ahora tienen un subsidio por un par de meses, ¿podrá el gobierno porteño reorganizar las cosas de tal manera que el proyecto del Once con prioridad peatón funcione? Y ¿qué pasará con los que tienen permiso para trabajar pero no tienen DNI?
    En fin. Sumergido nuevamente con mente y cuerpo en el smog -gracias a Dios con menos gente en la ciudad como siempre en enero- vislumbro un año con muchos cambios. ¡Esperemos que para bien!

Rafael Sabini
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