Revista N°201

Un picado de básquet sin dobles ni triples

Inauguraron canchas y poco tiempo se rompieron los aros

El Gobierno de la Ciudad construyó este verano canchas de básquet en las plazas Almagro y Boedo. Vecinos denuncian la desidia barrial para cuidar un lugar comunitario, pero también el empleo de materiales no aptos para el uso masivo.

Este verano el gobierno de la Ciudad y la Comuna 5 inauguraron canchas de básquet en las Plazas Almagro y Boedo. La iniciativa resultaba novedosa puesto que es un deporte popular pero no hay lugares públicos en la zona para ejercitarlo.

La buena nueva duró poco porque en apenas días, los aros de ambas plazas se rompieron. En Boedo queda apenas el tablero, donde los chicos más que jugar al básquet pelotean contra la madera. En Almagro al cierre de esta edición sobrevivían los aros pero estaban casi en vertical, como si dentro fuera a saltar un león en una pirueta circense y no en dobles y triples de NBA.

En los casos de ambas plazas, hay voces encontradas. Por un lado, hay quienes reprochan a otros ciudadanos romper el mobiliario público y utilizar las instalaciones sin cuidado. Otros en cambio, achacan la responsabilidad a las autoridades porteñas por haber colocado elementos de uso comunitario de poca calidad.

A principios de enero, en Boedo las familias del barrio se aclimataron a que su visita a Plaza incluyera correr un rato dentro de la cancha enrejada que da a la calle Estados Unidos, detrás de los juegos para chicos, que también fueron restaurados en el último tiempo. Tiene un alambrado perimetral, piso de cemento pintado en azul con líneas blancas. Los tableros también son blancos y los aros para principiantes.

“Quedó bárbara, está bueno para venir con los chicos a jugar. Habían dicho las autoridades que sacaban los juegos de agua que antes había por el tema del dengue, pero era agua que fluía. Igual fue una gran modificación”, explicaron vecinos consultados durante el verano.

La pálida en el pulmón verde Estados Unidos y Loria es que de tantas volcadas y uso brusco, los aros, que eran de un material bastante frágil para la práctica comunitaria, cedieron. “La gente no cuida, no puede ser que en tan poco tiempo estén las cosas así”, se queja Fernando, vecino del barrio de Boedo que vive hace 15 años con su esposa y su hijo Lucas (8). “Pero también es cierto que esto de baja calidad”, remarca.

En Plaza Almagro se utilizó el terreno de Bulnes y Perón. Durante enero se demolió la fuente de agua. Muchos vecinos se quejaban de que estaba seca, otros alertaban por el riesgo del dengue. Las autoridades entonces optaron por darle una nueva función a este cuadrante. Luego de demoler todo el hormigón, trazaron una lámina de cemento peinado y delimitaron la que hoy es una cancha mixta con arcos de papi fútbol y aros de básquet.

Todo parecía renovación y buenos augurios en el barrio, donde antes no había una cancha pública para practicar el deporte de Ginobili. De hecho, en los últimos años se habían perdido dos sitios importantes de entrenamiento. Por un lado estaba el club Mediocampo en Corrientes casi Bulnes y por el otro las canchas de fútbol 5 de Bustamante casi Díaz Vélez. Ambos terrenos pasaron a mejor vida inmobiliaria de la mano de brockers, amenities y miles de dólares el metro cuadrado.

La chance de dar una nueva oferta deportiva por fuera del legado de Messi entusiasmaba, hasta que los vecinos notaron cómo en cámara lenta los aros de básquet se iban doblando. Al cierre de esta edición recorrimos la cancha y fotografiamos cómo están: prácticamente inutilizables para un partido o mero entrenamiento de rutina. Los aros tienen varillas quebradas, uno de ellos tiene la red rota (que en definitiva no es tan grave pero hace al conjunto) y están en vertical. Algunos padres llevan a sus hijos a pelotear un rato, pero no es la idea tener que hacer deporte en estas condiciones.

Al cierre de esta edición, fuentes oficiales deslizaron la reposición de los aros, ya con un material apto para el uso intenso y comunitario. Tras las charlas con las familias y sus hijos, queda la duda sobre qué fue primero, si el huevo o la gallina; si los materiales de baja calidad privaron a chicos y chicas de jugar al básquet en buenas condiciones. O si a la inversa, el grueso de responsabilidad cae sobre la barriada por, a pesar de lo defectuoso del mobiliario, no poder cuidar lo que es de todos y cada cual disfruta de a ratos. Y quizá amargue un poco descubrir que en estos casos se trata de una de cal y una de arena.

J.M.C.

 

Comentarios