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Hace ya tiempo que vemos a dos personas que parecen estar en situación de calle sobre la vereda derecha de la calle Billinghurst, camino hacia Corrientes, casi Perón. Lo que siempre me ha llamado la atención es la cantidad de cosas que juntan sobre carros, siempre muy ordenadas y con todo muy pulcro a su alrededor.
Un día de este mes me acerqué y Héctor, un hombre al que le estimo unas cuatro a cinco décadas, me confirma que están hace “un año y medio” parando ahí con su “hermana de oración”, la señora María, visiblemente mayor.
Héctor me cuenta que ellos predican ahí, que pertenecen a la orden del Pastor Giménez. Cabe agregar que dicho pastor tiene más de doscientas iglesias de su Cumbre Mundial de los Milagros y su sede central queda en Almagro, Av. Rivadavia 3755.
Hablando con ambos y ante la evidencia de su situación queda claro que luchan por su supervivencia. Lo que llama la atención es la actitud con que viven esta situación, que, como decía más arriba, se refleja en el orden y la limpieza que los rodea.
Héctor reconoce que “No es lo que uno desearía, pero a todo tratamos de buscarle lo bueno, y mostrar que se puede. Tratamos de ver lo positivo de todo, en definitiva estamos de paso”.
Si bien la pernoctada la hacen a un par de cuadras ahí -y no en un paradero, sino en el zaguán de una casa cuyos propietarios, me cuentan, les permiten pernoctar ahí- ellos vuelven cada día a las siete de la mañana a Billinghurst al 200 para hacer su labor, que aparte de dialogar con los vecinos y transeúntes incluye recepción y venta de objetos.
Según me explican la higiene la resuelven principalmente en el lavadero de autos que está en la esquina.
“La gente nos trae cosas y las ponemos a la venta”, dispara María. “Así como nosotros ayudamos también nos ayudan. La panadería nos suele dar pan, y los días que no hay que comer hacemos ayuno”.
Cuentan que de lo que juntan mucho lo donan… Por ejemplo, a comedores, “antes eran principalmente de Provincia”, explica María, y continúa “en una época pasaban con una ambulancia al volver del Hospital Italiano y lo llevan a un comedor”.
Respecto de lo recolectado aclaran: “Juntamos ropa para chicos y para grandes. Y cosas que sirvan”. Entiendo que tienen, o han tenido, diferentes contactos. Lo que está claro es su afán por ayudar, porque saben como nadie que los seremos humanos muchas veces necesitamos del otro para salir adelante.
R.S.