Revista N°208

Donde para el tranvía: correrías en el conventillo

Una obra que recrea con humor, intrigas y emoción la vida en el arrabal de los años cuarenta.
Los domingos de octubre y noviembre, a las 20.15, se exhibe en el teatro Boedo XXI (avenida Boedo 853) la obra “Donde para el tranvía”, con la dramaturgia y dirección de Omar Pini y la actuación de un gran elenco que recrea la vida de los hermanos Spiga, un varón y tres mujeres, y su vida diaria en un conventillo del arrabal porteño en el ocaso de los años cuarenta.
En esta periferia del Buenos Aires de antaño residen los hermanos, sus hijos y algunos inquilinos. Cada personaje lleva sus complejidades a flor de piel, que chocan o complotan con los otros moradores. El conflicto principal es que el hermano Spiga está enojado con las tres mujeres por haber denunciado a su esposa. Ella era actriz. Que la hayan acusado de comunista en aquel tiempo le valió un exilio forzado en México. Él no ha vuelto a saber de ella desde entonces. La hija de ambos conserva los tintes actorales y junto a su padre interpretan piezas clásicas, bailan mambo en el patio y de vez en cuando piensan en un reencuentro. A modo de desquite, él interpreta personajes teatrales, como el Avaro de Moliere, y las hace participar en estas evocaciones de escenario; ellas, llenas de rabia, siguen el juego pero insultan por lo bajo. No es la única correría familiar que Spiga medita, con intriga, desde su sillón de patriarca de PH.
En medio de este nudo central, giran otras historias que se complementan pero también se narran a su ritmo. Con un gran recurso de teatro off, se usan las puertas altas del ingreso a la sala como umbrales del laberíntico conventillo, logrando dinamismo, profundidad de territorio y escenas en las narices del público. El fervor de lo cotidiano se siente cercano para los espectadores.
Una de las historias más aplaudidas por el público fue la del hijo de una de las hermanas que se pasea en tacos altos y tules por los pasillos mientras se vuelve la voz cantante contra la discriminación. Sería un testimonio de época, pero las injusticias del presente vuelven a este personaje un grito vigente.
Una de las inquilinas evoca el arquetipo de mujer independiente y trotamundos de antaño. En la pilcha nocturna a toda hora y el gesto relajado. Narra que era una chica mal de casa bien que dejó el hogar a los 16 y desde entonces vivió la noche porteña con intensidad. “La vida es corta”, dice como mantra frente a las hermanas Spiga, quienes llevan su propio manto de contradicciones e incertidumbres. Una de ellas, cual Doña Florinda, recibe las visitas de un malevo bailarín de corazón blando que la frecuenta hace añares aún sin éxito de altar. Completa el paneo una simpática inquilina que sobrevive de rebusques; con aire al grotesco de Tita Merello logra un personaje entrañable y contundente.
La concepción de “la vida es corta” recorre el arrabal y toda la obra. Se condensa en el título a modo de viaje hacia un futuro de plenitud. No dejar pasar el tranvía es el norte de los personajes que a lo largo de esta dramaturgia lucharán para que el cuadro costumbrista sea también una historia de aprendizaje.



J.M.C.
FICHA TÉCNICA. Obra: Donde para el tranvía. Actores: Mónica Álvarez, Paula Rivero, Claudio Bustamante, Cristina Vicent, Mimí Zimman, Omar Pini, Gustavo Ortolán, Norma La Volpe y Yani Gitore. Dirección y Dramaturgia: Omar Pini. Sala: teatro Boedo XXI, Boedo 853. Domingos 20:15

 

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