Revista N°209

URDA, nuevo espacio cultural en Almagro

Gastronomía y arte

Está ubicado en Humahuaca 4310, esquina Estado de Palestina. “Los espectáculos teatrales serán el eje principal, y habrá funciones relacionadas con la música, la danza, y hasta con el cine”, afirman sus hacedores.


    El corredor gastronómico y cultural que atraviesa Abasto y Almagro a través de las calles Guardia Vieja y Humahuaca se consolida. URDA (Humahuaca 4310) abrió a mediados de octubre con impronta propia. Un frente vidriado con el menú escrito en marcador contra el cristal invita a pasar y sentarse en mesas de madera, bajo la luz de decenas de bombitas incandescentes. Mientras se espera el plato artesanal del día, se pueden mirar las muestras fotográficas o proyecciones en los muros de baldosas claras. Escaleras de hierro arriba, en el primer piso asoma una sala para más de 100 espectadores. Es una gran apuesta por el arte en el barrio. El plan lo pone uno: presentaciones de libros, cena y sociales en plena noche, un café a media tarde.
     URDA hoy es una realidad. Un año atrás, era proyecto. Juan Pablo Cipriota, periodista y director de URDA, nos recibe en una de las mesas de este flamante bar cultural y nos cuenta sobre el proceso: “Comenzamos a abrigar un sueño junto a un entusiasta equipo interdisciplinario. Queríamos lanzarnos a la aventura de fundar un nuevo centro cultural en Almagro. Luego de recorrer la zona en busca de una locación, decidimos alquilar este local de la calle Humahuaca, porque nos permitía contar con la posibilidad de levantar un teatro independiente en la planta superior, como también con una café literario y cultural en la planta baja y un camarín para los artistas en el entrepiso”.
     Martín Langer, Leandro Bravo, Camila Bermejo son parte del equipo de URDA. Cipriota afirma que cada uno viene de oficios relacionados con la cultura como son, entre otros, la actuación y el periodismo: “Todos queríamos embarcarnos en una experiencia nueva, estábamos buscando eso en nuestras historias personales de vida. Decidimos, entonces, unirnos e ir para adelante”. Así, se define como un grupo de debutantes: “Pero, afortunadamente, hemos contado con el asesoramiento de mucha gente que con generosidad nos ha brindado su consejo y nos ha hecho conocer sus experiencias en este maravilloso mundo de ofrecer servicios culturales. Nuestra meta central es ser un nexo eficiente que reúna en un mismo espacio a los artistas y el público, sobre todo a los vecinos. Eso es lo que queremos, a eso apuntan todos nuestros esfuerzos”.
     Sobre la grilla de actividades artísticas, afirma: “Vamos a ofrecer producciones propias, en la gran mayoría de los casos vamos a ser el vehículo de difusión de producciones artísticas hechas por quienes no pertenecen al «equipo interno», para llamarlo de alguna manera. Los centros culturales funcionan generalmente de este modo”. “No queremos hacer algo cerrado, endogámico. Desde el comienzo hemos optado por los beneficios de una gestión participativa y horizontal. Todos tenemos cosas para aportar. Todos tenemos cosas que aprender. En definitiva, queremos trabajar con las puertas bien abiertas, escuchando con atención todas las propuestas que puedan acercarnos tanto los artistas y los productores como el público. Pero eso no va a ser tarea fácil. En este medio se ve mucha producción independiente de altísima calidad, así que sabemos que las decisiones no van a ser sencillas de tomar”, suma.
    Sobre la sala teatral, una de las más grandes de la zona, Cipriota dice: “Nosotros hemos decidido jugarnos por una política de gran difusión de las actividades artísticas. Además del público habitual de este tipo de espectáculos, que en esta ciudad es uno de los más numerosos de todo el mundo, queremos también sentirnos honrados con la presencia de espectadores no habituales. Para eso vamos a desarrollar una política que nos permita acercar a más espectadores, a través de convenios con organizaciones no gubernamentales, asociaciones e instituciones de distinto tipo”.
    “Numerosos directores de teatro me han dicho que les produce una profunda alegría cuando, tras la función, alguna persona se les acerca para agradecerles la posibilidad de haber podido conocer las virtudes del teatro. ¡Hasta ese momento su espíritu no había gozado de una experiencia teatral! ¡Y nosotros queremos también disfrutar de esa alegría maravillosa! Y para lograrlo, además de estar abierto con generosidad al mundo de quienes producen arte, también hay que estar atento a cuestiones relacionadas con la demanda de cultura. Nos parece que con concentrarnos únicamente en la oferta, estaríamos dejando de lado una de los valores más interesantes que puede aportar un centro cultural a la comunidad a la que pertenece”, agrega.
    “El arte es un camino insustituible para poder conocernos mejor a nosotros mismos. Y conocernos a nosotros mismos es un mandato que han formulado los grandes pensadores desde tiempos remotos, tanto en occidente como en oriente. Un mundo sin arte sería un mundo mucho más violento, más irracional y extremadamente opaco. Un mundo imposible de imaginar, un mundo que no habría sobrevivido. Creemos, personalmente, que una sociedad en la que cada día haya más ciudadanos que se acerquen a disfrutar del arte y la cultura, será una comunidad cada día más tolerante, más sabia y más feliz”, concluye Cipriota.


J.M.C.

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