Revista N°211

El reino del revés

En el reino del revés el que invierte en bonos puede llevarse una buena ganancia, pero el que trabaja o trabajó verá su cinto ajustándole cada vez más su economía. En el reino del revés a un perverso torturador condenado -que llegó a hacer desaparecer un testigo en plena democracia- se le permite que vaya a su casa de lujo en Mar del Plata; mientras funcionarios de la gestión anterior van a la cárcel sin demasiado justificativo y antes de cualquier condena fijada.
     Así es como en el reino del revés el que trabaja es un gil, el que no afana otro igual y quien saquea con guantes blancos puede llegar a presidente pretendiendo traer inversiones mientras lo currado queda en paraísos fiscales. En nombre de la república se arenga la maldad, se justifica la represión y se persigue. En el reino del revés no producir e importar es nacionalismo, dejar la diplomacia por recuperar las Malvinas otro tanto, por más que tengan petróleo. Porque en el reino del revés la mentira es la verdad que se explica por tevé.
     En el reino del revés se defiende la patria nacional si implica fútbol y bandera; pero si involucra empresas, latifundios o políticas no... y ¡ojo!, podés ser un “zurdito ka”. En el reino del revés, cuando mandan unos se aplaude, cuando mandan otros igual. Criticar siempre está mal. En el reino del revés la prensa no tiene sentido salvo para zoombientizar a la gente. En el reino del revés la cabeza se usa preferentemente para cabecear y el mate es un recipiente para, bombilla mediante, chupar… Salvo que vivas en Nordelta y tengas otros principios éticos y estéticos, en tal caso posiblemente ni la uses.
Y mientras tanto, nuevamente, pizza con champagne... y ¡good show!

 

Rafael Sabini
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