PERSONAJE DEL MES
Gustavo
Ferrari, viene fileteando
de lo lindo por el rioba...
Fileteador
del Abasto
Vos tenés 24 años,
¿a qué edad
arrancaste con esto del
fileteado?
“Arranqué en
esto a los dieciocho años.
Yo toda mi vida, desde muy
chico, me ponía a
copiar historietas, dibujaba
muchos superhéroes....
Leía, a mi más
corta edad, revistas mexicanas
que eran de mi hermano y
de mi primo, de Batman y
Superman, algunas cosas
de Marvel Comics y mucho
Asterix. Y a medida que
fui creciendo leía
cosas más argentinas...”
¿Cómo
qué?
“Alberto Breccia,
Hugo Pratt y cosas así.
También, tengo la
colección casi completa
de la revista Fierro...
Soy un enfermo coleccionista.
Y tuve la suerte de que
en un libro de homenaje
a Breccia, escribí
el prólogo de un
capítulo.”
Pero no entiendo
como fue que leyendo tantas
historietas no te planteaste
nunca ser dibujante de cómics
y terminaste haciendo esto,
digo, ser fileteador. ¿Cómo
fue ese proceso?
“Es muy extraño.
Toda la vida dibujé.
Primero, copiando y después
ya dibujando por mi cuenta.
Y después todo lo
que fue mi secundario, en
el Nacional Buenos Aires,
sobre todo en los últimos
años trabajé
en la comisión de
cultura, con las revistas
del secundario... En estas
revistas dibujaba, hacía
historietas, dibujos sueltos,
hacía además
todos los carteles del Centro
de Estudiantes, de todas
las actividades. Ésa
fue mi máxima práctica
porque yo no hice ningún
curso, soy autodidacta.
Nunca aprendí formalmente.
Y siempre se sintió
eso, como que te falta algo,
una base más teórica
del dibujo. Y cuando terminé
el secundario, antes de
empezar la facultad, me
dije dejémonos de
joder, hay que hacer un
curso de algo. Y arranqué
con el de fileteado.”
¿Y por qué
fileteado y no algo más
vinculado con lo que vos
hacías, dibujo o
dibujo para cómics?
“Básicamente,
quería hacer un curso.
Tenía dieciocho años.
Y había cursos, para
mí, en el Centro
Cultural San Martín
de fileteado y de grabado.
Pero el de grabado era muy
caro, si sumaba para esto
los materiales se me iban
$ 100 al mes. Y el de fileteado
era barato, salía
sólo $ 30. Así
que, como verás,
la única motivación
que me llevó en un
principio a esto fue una
condición material.
Y después de hacer
estos cursos, seguí
estudiando con Alfredo Genovese
hasta el 2003 pero ya en
su taller...”
¿Y ya desde
antes te llamaba la atención
el fileteado?
“Siempre miré
y me llamaba mucho la atención
las figuras, el colorido
y todo eso. Lo que siempre
me acuerdo, desde muy pequeño,
es el mural de la estación
Gardel. De pendejo me quedaba
mirándolo y me encantaba.
También, tengo algunas
revistas del colegio, donde
colaboraba, y hay algunos
dibujos míos que
intentan ser una especie
de filete. Pero no tenía
idea. Eran muy feos... Pero
empecé más
que nada como un hobby,
sin ninguna pretensión
seria y sólo después
terminé laburando.”
¿Hay mucha
gente tomando clases de
fileteado?
“Hay mucha movida.
Esto pasa, me parece, porque
hay todo un reflote en general,
está toda esta cuestión
del turismo y del tango
y se está viendo
el fileteado por todos lados
en la ciudad. Hay una gran
explosión. Yo estoy
trabajando mucho por acá.
Me estoy asentando mucho
en el barrio.”
¿Y tu objetivo
con esto del fileteado cuál
sería?
“Mi idea, sería
en la medida de lo posible,
vivir de esta profesión.
A mí me gustaría
alternar entre la docencia
y la realización
de trabajos como fileteador.
La idea sería poder
combinar. Pero, sinceramente,
creo que para dar clases
tendría que estudiar
un poco más de pintura
en general más allá
del filete. Y después
ahí sí, con
ese saber comenzar a dar
clases. Pero, me parece,
que ahora estoy en una etapa
de acumular saberes más
que de transmitir. Lo ideal,
para mí, es poder
tener un buen dominio de
lo clásico en la
técnica del fileteado
pero también no estancarse
en eso porque si no es un
arte muerto, si seguimos
haciendo el mismo tipo de
fileteado que se hacía
hace cuarenta años
atrás es un bajón.”
Por último,
¿qué pensás
acerca de la despenalización
de la marihuana?
“Para mí está
bárbaro, porque es
una cuestión privada.
Tendría que despenalizarse
más que nada si son
pequeñas cantidades
que no son susceptibles
de pensar que son para vender
o para traficar. Incluso,
si te pueden dejar fumar
en la calle mejor. Aparte,
tengo muchos amigos con
jardincitos que se van a
poner contentos.”
Marcelo Saltal
Revista El Abasto,
n° 76, mayo 2006.