Me acerqué
al lanzamiento de las clínicas
de tango que organiza la
nueva Escuela Gardeliana
de Tango en la Casa Museo
Carlos Gardel los lunes
de tarde.
Enseñando
técnicas de Gardel
Tito Alonso,
cantor, profesor de canto
y uno de los fundadores
de dicha escuela me explica
brevemente antes de salir
a escena que “la idea
es quitarle al canto la
agresividad”.
¿Cómo
agresividad?
“Sí, agresividad.
Después del Gardel
vino la época de
oro del tango con cantantes
que eran una dulzura. Pero
después nos invadieron
con un cambio generacional
con la llegada del rock
que es un canto completamente
distinto porque es como
un grito de rebeldía.
Eso fue un gran cambio cultural.
La juventud se rebela y
de algún modo es
como que se rompe el cordón
umbilical; es un grito de
liberación.”
¿Qué
pensás de cantores
como Melingo que vienen
del rock?
“Y es un claro ejemplo
de lo que te comento. Ellos
representan un estado cultural
y es lo que siente la juventud,
pero ése no es el
canto que nos identificó.
La música que buscamos
es otra y viene de hace
siglos: la música
clásica, Mozart,
Bethoven, el canto popular,
Gardel, Sinatra...”
¿Algo más
armónico?
“Claro, era música.
Un grito espiritual muy
fuerte. Pero eso es otra
forma de canto.”
Digamos que la
música es un arte.
¿El arte tiene necesariamente
que ser armónico
o bello?
“Bueno, es un grito
cultural. Hay que interpretarlo
y entenderlo. No lo critico.
Por ahí no me suena
bien al oído. Es
otro mensaje y con otra
forma. Es como que han roto
las cadenas de algo y no
quieren parecerse a nada
de lo anterior.”
Entonces usted
-para usar la misma metáfora-
¿plantea volver a
las cadenas?
“No. Justamante. No
es volver a las cadenas.
Ofrezco la otra parte. Alumnos
de rock y de pop se han
enganchado con la nueva
forma de canto. Utilizaban
una forma muy nasal. El
objetivo es volver a las
fuentes. Coordinamos la
escuela Pedro Muñíz,
Pablo Somma y yo.”
Pablo Somma, filmadora en
mano, interviene: “Estamos
gestionando un espacio físico
donde activamente se haga
cultura y por ahora vamos
a estar acá los lunes
de tarde con las clínicas
en la Casa Museo Carlos
Gardel.” Y continúa:
“La
escuela gardeliana no es
una contraposición
al tango nuevo o con rockeros.
Primero que el tango con
rockeros no es novedoso.
El aporte pasa por el acentuar
cierto repertorio o estilo
de cantar buscando más
la identificación
del público con el
intérprete que con
el contenido de las letras
y la musicalidad. Todavía
el rock no produjo un gran
aporte al tango en este
sentido. La ruptura sí
puede pasar por algunas
pocas letras.
“El
espíritu de la Escuela
Gardeliana es lograr conjugar
en los cantantes de tango
de hoy la musicalidad con
un fuerte origen en el trabajo
de las técnicas del
canto y una actitud particular
en la interpretación,
donde el principal esfuerzo
del intérprete es
la comunicación de
la historia narrada y su
musicalidad. Pensemos que
de Gardel se dice «inventó»
la manera de cantar el tango
porque basado en un trabajo
constante de su voz y la
potencialidad de la misma,
influye en forma consciente
en la interpretación,
en «el tono conceptual»
de lo que denominamos «tango
canción». Esa
toma de conciencia y esa
actitud es parte de lo que
se quiere rescatar.”
Luego de una presentación
emotiva por parte de Miguel
"el Conde" Barnes
-dueño de la peluquería
La Época (Guayaquil
877) muy particular porque
en su salón da espacio
a recreaciones tangueras-
sale Tito Alonso que comienza
poniendo al medio centenar
de espectadores en situación:
“Yo
no puedo enseñar
a cantar como Gardel. Pero
sí puedo enseñarles
la técnica que utilizaba
Gardel. Cantar totalmente
relajado. Aprender a respirar,
con una respiración
bien profunda, porque los
pulmones son fueyes como
el bandoneón- con
elasticidad. Dependiendo
de cómo respiremos
es como va a salir el tono.
El canto es oído
y aire. Tenemos que tener
una buena reserva de aire
para cantar. Cuanto más
aire, mejor la voz. Después
tenemos un músculo
ancho, separador que evita
que los pulmones penetren
dentro de los intestinos.
Pero aparte es un pistón,
cuando aspiramos emitimos
el aire. Para cantar tenemos
que saber como manejarlo.
Eso les enseño. Cantar
con las técnicas
con voz impactante. La música
es una cuestión espiritual
muy fuerte. De Dios, de
los ángeles... Si
pudiéramos emplearla
para entrar en el amor,
para conocernos. Es una
fuerza arrolladora. Cuando
oímos cantar a alguien
que canta bien es como que
te paraliza, se te ponen
los pelos de punta, porque
estás sintiendo profundamente.
Esto también se puede
lograr a través de
la palabra escrita. Eso
los sabe Pablo Somma que
es poeta.”
Luego cantó con voz
potente, emotiva, acompañado
de Pedro Muñiz en
guitarra que al presentarlo
bromeó: “él
también es uruguayo,
pareciera que la historia
se repite” en clara
alusión al famoso
dúo Gardel-Razzano.
Después cedió
el espacio a sus alumnos
y amigos cantores; buen
nivel. Creo que la propuesta
seguirá creciendo
y dándole vida al
museo.
R.S.
Revista El
Abasto, n° 78,
julio 2006.
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