Un paneo sobre la crisis
habitacional en la ciudad y la política
macrista de la “recuperación
del espacio público”
“Ni
gente sin casas,
ni casas sin gente”
Este grafitti se puede leer
por las calles del Abasto, una de las zonas
con mayor cantidad de casas tomadas de la
ciudad, al igual que San Telmo, Barracas,
Balvanera y, por qué no, la mayoría
de la capital. El déficit habitacional
recrudece en Buenos Aires.
Números
que alarman
En la Ciudad de Buenos Aires hay más
de medio millón de residentes que
están en situación de precariedad
extrema con respecto a condiciones de vida
y vivienda, según declaró
a FM La Tribu, Jaime Sorín, decano
de la Facultad de Arquitectura de la Universidad
de Buenos Aires y director del programa
de Investigación sobre Emergencia
Habitacional.
Por otro lado,
fuentes primarias como censos y encuestas
(INDEC, CMV) y estudios de campo (Facultad
de Arquitectura UBA, Posgrado Facultad de
Psicología UBA) arrojan que el 5%
de la población total de la ciudad
de Buenos Aires vive en villas- miseria:
casi 100.000 habitantes registran las 18
villas censadas por la CMV, hoy IVC. Hay
que sumar pobladores de más de 10
asentamientos precarios, como el de la Costanera
Sur, llamado “Rodrigo Bueno/Costanera”
donde se alojan 560 familias.
Además,
si se tiene en cuenta a las familias o personas
“sin techo”, las cuales están
en el espacio público y los miles
en juicio de desalojo por falta de pago
en los alquileres, se puede apreciar que
más del 14 % de la población
total está en emergencia habitacional
y otro 15 % en situación crítica
con respecto a su vivienda.
Los guapos del Novecientos
ya tenían problemas de vivienda
A fines de siglo XIX la ciudad de Buenos
Aires padecía déficit habitacional.
Según datos demográficos,
en 1890 la ciudad tenía 440.000 habitantes,
de los cuales 95.000 vivían en 37.000
casillas.
A principios
del novecientos, ante la oleada inmigratoria,
como fruto de organizaciones obreras y cooperativas,
se logró construir viviendas para
cubrir la falta de espacios para los trabajadores.
Luego de la
crisis de 1929, aparecieron los primeros
asentamientos precarios, hoy conocidos como
villas, los cuales crecieron a lo largo
del siglo. Al mismo tiempo, debido a la
industrialización en la que se adentraba
el país, las grandes ciudades comenzaron
a albergar un porcentaje mayor de la población
del país. Las
migraciones eran desde el interior.
Más tarde, durante el peronismo se
crea la Ley de Propiedad Horizontal y el
Código de Edificación de Buenos
Aires. Como consecuencia, se modificó
el plano urbano de modo sustancial. Por
otro lado, se incrementa la obra pública.
Como contrapunto, décadas posteriores,
el avance privatizador sobre el mundo público
marcó el fin de siglo en Argentina.
Un problema que
se agrava a cada paso
Según el Censo Nacional de Población,
Hogares y Vivienda del año 2001,
existen 1.024.231 hogares para una población
total de 2.725.091 personas en la Capital
Federal. En este sentido, en los últimos
años, el retiro progresivo del estado
de su rol ejecutor generó el recorte
de fondos sociales y sucesivos planes de
ajuste presupuestario de los últimos
años modificaron el panorama de programas
referidos a vivienda, con un descenso en
la cantidad de unidades construidas por
operatorias estatales.
Como contrapartida
de la realidad estatal, luego de la debacle
del 2001, el mercado de la construcción
y la actividad inmobiliaria cobraron un
gran impulso que se basa en la especulación,
ya que el mercado de inmuebles se ha transformado
en la opción más segura para
invertir ahorros. Así, la construcción
se ha vuelto un negocio rentable para los
privados y los emprendimientos urbanos de
magnitud, mucho más que la inversión
en viviendas para sectores con menor poder
adquisitivo. Por ejemplo, el año
pasado se registró que el 50% de
los permisos fueron para la construcción
de residencias suntuosas, pero sólo
se computó el 26% para viviendas
sencillas. “La Buenos Aires más
desigual de toda su historia”, según
el arquitecto Daniel Betti, diputado de
la Ciudad de Buenos Aires, Partido de la
Ciudad.
Necesito alquilar
El problema
habitacional golpea también a los
sectores medios. La venta de viviendas en
el mes de abril fue la más baja de
los últimos 10 años, ya que
se firmaron 3.718 escrituras, lo que representó
una fuerte caída del 38,4 por ciento
contra igual mes del año pasado.
Desde 1999 no se registraba una baja tan
notoria, según el informe mensual
del Colegio de Escribanos de la Capital
Federal.
Pese a estos datos,
los precios de los inmuebles no han bajado
su precio. Según las cámaras
inmobiliarias, los propietarios no tienen
intención de bajar sus precios.
En algunos casos
las personas optan por retirarse a vivir
a los cordones urbanos, debido a que no
pueden afrontar los precios a pagar por
alquileres en la ciudad.
Y
en eso llegó el desalojo
La Legislatura en el año 2004, a
través de la sanción de la
Ley Nº 1408 declaró “el
estado de Emergencia Habitacional en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
por el plazo de tres años”,
por lo cual se suspendían los desalojos
en inmuebles pertenecientes al Gobierno
de la Ciudad, asentamientos de grupos familiares
en situación de pobreza crítica.
Dicha emergencia fue renovada en repetidas
ocasiones. El 4 de diciembre de 2008, la
Legislatura, mediante la ley 1408 impulsada
por Facundo Di Filippo (Coalición
Cívica), fijó que ninguna
familia residente en edificios pertenecientes
al gobierno porteño podía
ser desalojada hasta octubre de 2010. Por
otro lado, obligaba al Poder Ejecutivo a
presentar, en un plazo de 90 días,
un plan para subsanar el déficit
habitacional, a su vez, creaba una comisión
de seguimiento integrada por legisladores,
varias ONG y la Defensoría del Pueblo.
Sin embargo,
en febrero de este año, se vetó
la ley de Emergencia Habitacional (2973).
Esto habilita el desalojo de unas setecientas
familias que ocupan la traza de la ex AU3,
un conjunto de viviendas que fueron expropiadas
para la construcción de una autopista
nunca hecha; allí viven familias
desde hace más de veinte años.
“Vetamos
una ley que prohibía desalojar inmuebles
que son propiedad del gobierno”, sostuvo
Horacio Rodríguez Larreta, jefe de
gabinete de ministros, en declaraciones
a Radio Mitre, al poco tiempo. Mauricio
Macri, apuntó hacia el Gobierno Nacional.
Para el jefe comunal, el problema “debe
ser encarado nacionalmente. La ciudad de
Buenos Aires no puede seguir recibiendo
semejante cantidad de corrientes masivas
de gente”.
Hoteles y subsidios
Según el decreto 690, las familias
que quedan en la calle deben percibir 450
pesos durante diez meses. A pesar del pago
de estos subsidios, debido a la burocracia
existente, resulta complicado acceder a
los mismos. En general, dicho dinero sirve
para alquilar pensiones por pocos meses,
pero luego la gente vuelve a estar en situación
de vulnerabilidad al no poder afrontar los
alquileres. El gobierno pagaba entre 300
y 500 pesos por mes en 2008 a distintos
hoteles por hospedar a desalojados. En ellos,
“se encuentran 9.000 residentes”,
según el arquitecto Daniel Betti.
Además, en varios casos, al tener
hijos, no son recibidas las familias. “Cuando
quedé embarazada, en el hotel donde
yo vivía me dijeron que busque otro
lugar”, relata Miriam Catacata, de
la cooperativa de vivienda Nuevo Horizonte.
Alquileres
imposibles, créditos que nunca llegan,
falta de garantías, burocracia, desalojos,
especulación inmobiliaria. Este panorama
sirve de caldo de cultivo para generar una
situación de exclusión y marginación.
De la otra vereda, la Constitución
de La Ciudad de Buenos Aires reconoce el
"derecho a una vivienda digna y a un
hábitat adecuado" (Art. 31).
Tal vez, algún día. Hoy, la
pintada permanece como un grito en el barrio
del Abasto.
Juan Manuel Castro
[email protected]
¿Desalojo
identitario del barrio?
Revista El Abasto, n°
110, junio, 2009.