¿Qué
nos dice el tango sobre las
injusticias?
Cuando en este país se
habla de Derechos Humanos, siempre
lleva consigo una carga política
muy pesada. Lo primero que viene
a la mente es el golpe de estado
del ´76, los desaparecidos,
las Madres de Plaza de Mayo,
y todo aquel tema que se les
pueda relacionar.
Sin
embargo, Derechos Humanos es
un tema muchísimo mas
amplio, es tan general, que
hasta incluye injusticias sociales,
conflictos, y el presente.
No
es necesario ser el vidente
Discépolo que ya en 1934,
supo que el s. XX sería
un cambalache, en el cual en
la Argentina el que no lloró
no mamó y el que no afanó
fue un gil, y que fue un despliegue
/ de maldá insolente.
Por eso no neguemos que el mundo,
fue y será / una porquería.
Que si sos honrado no te dejan
seguir, y si no negociás
no avanzás.
Sabemos
que todo lo que aconteció
en el siglo pasado, volverá
a pasar, es una constante de
la historia.
El
tango, en sus letras, nos cuenta
sobre varias injusticias. Por
lo general, el que más
las relata es Discépolo,
tal vez porque las vivió
o tal vez porque tenía
los ojos bien abiertos y sabía
como eran las vueltas de la
vida. Su letra del tango “Cambalache”
es la que mejor ilustra el merengue
de valores que tiene el hombre.
El
tango “Las Cuarentas”,
nos dice una gran verdad, en
esta vida con mucha plata uno
vale más. Es aquel que
va a poder tapar todo, y aquel
que se va a enojar cuando la
víctima recurra al discurso
de los Derechos Humanos para
reclamar. (Existen miles de
ejemplos, si nos ponemos a pensar).
Y parece que el autor, Froilán,
tiene mucha razón sobre
cómo funciona el sistema,
ya decía en 1935: la
vez que quise ser bueno, en
la cara se me rieron; / cuando
grité una injusticia,
otros me hicieron callar...
Parece
que la cuestión es resignarse
a que las injusticias nos pasen
por encima, a que no podamos
hacer nada, a que simplemente
las veamos pasar. Al mundo nada
le importa, y tal vez tampoco
se preocupe por la lucha por
los Derechos Humanos. Así
que cuando estemos llegando
al final, sentiremos la indiferencia
del mundo, / que es sordo, y
es mudo , y que nos dejó
pasar.
Catalina Cabana
[email protected]
Revista
El Abasto, n° 80,
septiembre 2006.
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