El
rol del estado frente al problema
habitacional
El estado nacional anunció
un plan para incentivar la
construcción y venta
de viviendas, así como
también, facilitar
el otorgamiento de créditos
hipotecarios. El secretario
de Comercio Interior, Guillermo
Moreno, sostuvo que se "flexibilizarán
las normas", y explicó
que "un inquilino, teniendo
el contrato de alquiler y
los recibos cancelatorios
de los últimos 8 o
12 meses, va a ser sujeto
de crédito". En
tanto, la titular del Palacio
de Hacienda, Felisa Miceli,
afirmó que los plazos
de los préstamos hipotecarios
se extenderán hasta
25 y 30 años. "Se
permitirá que los bancos
puedan financiar hasta el
90 por ciento de viviendas
de más de 200 mil pesos
y hasta el 100 por ciento
de inmuebles de hasta 200
mil pesos", remarcó
Miceli.
Repito:
se permitirá. En definitiva,
entre líneas, queda
bien en claro que el estado,
por ahora, amaga, pero aún
no se mete. Propone, pero
son los bancos los que dan
los préstamos. El estado
recomienda, pero no hace.
Y el problema habitacional
está que arde. Porque
comparado con el ingreso de
la gente los alquileres hoy
son descomunales provocando
la expulsión de vecinos
y trabajadores de barrios
como el nuestro. Esa jugosa
renta es una excusa coherente
para que continúen
invirtiendo en la construcción
que además de trabajar
con laburantes mal pagos ni
siquiera requiere de materia
prima importada. Antes de
que la demanda disminuya respecto
a la oferta el estado interesado
en intervenir tira una propuesta
a los bancos.
Ahora
analicemos un poco el rol
que se plantea este estado.
Estamos en un momento donde
el superávit fiscal
permite absurdos como devolverle
al FMI el dinero que recibieron
empresarios privados argentinos
constituido en deuda pública
externa forzosa, de todos.
Los discursos en general son
por los derechos humanos,
con un estado que toma y/o
amenaza con la recuperación
de tomar empresas que en su
momento le pertenecieron.
Así que podemos asegurar
que la era K plantea un estado
más interventor frente
a aquel neoliberal que “logró”
la quiebra (default).
¿Pero
cómo puede un estado
provincial o el nacional-
tomar un rol activo en la
problemática habitacional
y elaborar un plan en serio
y que no sea autoritario?
O sea, sin obligar al propietario
a un precio impuesto.
Se
puede. El estado podría
implementar construcciones
de edificios con el destino
de alquilar las unidades.
Esto no sólo daría
puestos de trabajo -intensificado
durante el momento de la construcción-
sino también se garantizaría
un ingreso posterior, dado
que las viviendas se alquilarían.
El precio del alquiler debería
ser comparativamente más
bajo que el actual para funcionar
como regulador de alquileres.
Porque en el mercado la competencia
es un factor que rige al momento
de fijar los precios. Eso
sería actuar sobre
la oferta. Por otro lado el
estado podría actuar
sobre la demanda otorgando
subsidios para quienes alquilan
de modo que los trabajadores
puedan seguir viviendo donde
habitan. Debo confesar que
esto no es una idea mía,
esto es lo que los estados
nórdicos vienen haciendo
desde hace décadas
y tal vez sea una de las claves
de su bienestar.
Rafael Sabini
[email protected]
Revista
El Abasto, n° 80,
septiembre 2006.
Humor
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