Por
el barrio hay una escuela
de la risa. Entrevistamos
a los directivos...
Para
morirse de risa
Cuando me enteré
que existía una escuela
de la risa me asaltó
una gran curiosidad ya que
si bien el asunto me olía
bien ya que nadie puede
negar la condición
saludable de reír
no entendía muy bien
de qué la iba todo
esto de tener una escuela
de la risa. De todas maneras,
ante tanto bajón
que asuela desde hace tiempo
a esta región del
mundo festejamos, desde
la redacción, que
existiera un emprendimiento
como éste ya que,
como decía el poeta,
"no toda la alegría
es siempre brasileña",
Fue así como me acerqué
hasta el edificio en cuestión
de esta escuela y tuve una
charla con una de sus responsables,
Mirta Magno. Luego de la
conversación que
mantuviera con ella donde,
entre otras cosas, me contó
que junto con su marido,
Rubén Delauro, el
otro responsable de este
instituto "único
en el mundo"(¡!),
que ellos provenían
del mundo del humor teatral
para después hacer
la carrera de Fonoaudiología
de la UBA y así,
casi sin querer, encontraron
esta veta profesional...
No hay duda: reírse
es salud de la misma forma
que hacer el amor es lo
opuesto a hacer la guerra.
Por esto, un amigo mío,
el Rulo, tiene previsto
montar, él también,
una escuela acerca de cómo
fornicar para contrarrestar
los conflictos bélicos.
Su único problema,
y está muy asustado
el pobre, es cómo
encontrar un buen discurso
científico que avale
su idea, como encontraron
los responsables de esta
escuela tan peculiar. Y
si no, fíjese, lo
que acá nos dice
nuestra reporteada.
Bueno,
contame ¿cómo
es esto de una Escuela de
Risa?
Mirta Magno: “Hace
diez años con Rubén
Delauro hemos creado la
Escuela de Automejoramiento
"La Risa y la Salud",
con él venimos dirigiendo
esta escuela nacional e
internacional. Muchas personas
en el mundo la conocen...
Pero nosotros siempre decimos
que el que llega a esta
escuela es porque tiene
que llegar de algún
modo, ya sea por internet,
por vía teléfonica
o por recomendación.”
¿Siempre
estuvieron en el barrio?
MM: “No, no, hemos
tenido otras sedes en lugares
como Recoleta, en Caballito
y otros lugares hasta llegar
a esta sede ya hace tres
años.”
¿Y concretamente
en qué consiste lo
que hacen?
MM: “Nuestra metodología
es aplicar la risa en el
cuerpo, la mente y el espíritu.
Tratamos de aplicar la risa
desde el punto de vista
médico y científico.
Cursamos una materia en
Estados Unidos, hace cuatro
años cuando a fuimos
a trabajar allá,
que se llama "Psico-neuro-endocrino-inmunología"
y estudia la relación
que tiene la mente con el
cuerpo y se comprobó
que solamente con sonreír
la glándula pituitaria
libera endorfinas. Lo maravilloso
de esto es que esta glándula
no puede distinguir si tu
sonrisa, risa o carcajada
es real o forzada. Por esto,
hay que tener una actitud
mental positiva ya que lo
importante es que esta glándula
libere endorfinas. Debido
a esto, nosotros hacemos
hincapié en la importancia
de andar siempre con una
sonrisa en los labios. Así
planteamos el desafío
de la sonrisa en la vida
cotidiana.”
Esto
que planteás me parece
que uno lo palpa todos los
días con salir a
la calle y ver cómo
anda la gente, todos corriendo,
apurados, preocupados, con
el ceño fruncido.
Pareciera ser que el costo
para ser un adulto es perder
la sonrisa.
MM: “Si uno anda con
una sonrisa en forma permanente
genera así una energía
diferente. Por eso, la escuela
se llama de Automejoramiento.
Porque cada persona tiene
que empezar este proceso
por sí misma. No
hay que esperar que el gobierno
cambie o que el marido se
ría o que el hijo
tenga buen humor, etcétera.
Para comenzar a reír
sólo hay que hacer
eso, reír. Es uno
el que tiene que comenzar
a modificar sus cosas para
sí, luego, extender
eso a todas partes. Así
nosotros planteamos que
la risa tiene que ver con
la salud.”
¿Ustedes
al conectar la risa con
la salud en algún
punto se vinculan con lo
que hacen los payamédicos,
descendientes directos de
lo que comenzó a
hacer Patch Adams en EE.UU.?
MM: “Mirá,
lo que hace Patch Adams
es trabajar en los hospitales.
Ellos tienen la creación
de Payasos en el Mundo donde
distintos payasos van a
lugares de mucha urgencia.
Nosotros tuvimos una experiencia
maravillosa trabajando en
un hospital de oncología
en Lima, Perú, y
entrábamos en salones
inmensos donde los pacientes
estaban recibiendo quimioterapia
y era increíble el
cambio que vos veías
en esas personas tan angustiadas
por el cáncer. Una
señora hasta nos
dijo "antes de que
ustedes llegaran yo estaba
muerta".”
M.S.
Revista El Abasto,
n° 75, abril 2006.