Benetton
gana, mapuches pierden y pierde también
Argentina sus riquezas naturales
FOTO: de la represión
en el vecino Chile contra el mismo
pueblo. www.indymedia.nl
Un juez de la austral
provincia de Chubut falló el
lunes por la noche contra Atilio Curiñanco
y Rosa Rúa Nahuelquir, una
pareja mapuche que había ocupado
el predio en 2002 con sus cuatro hijos.
Los indígenas deben renunciar
a esas tierras pues pertenecen a la
Compañía de Tierras
Sud Argentino, dueña de 970.000
hectáreas en la zona y controlada
por la corporación italiana
de la vestimenta Benetton, según
el fallo. La familia mapuche había
presentado un pedido al Instituto
Autárquico de Colonización
(IAC) de Chubut para ocupar un terreno
fiscal en el área que habitaron
sus ancestros. Tras seis meses de
trámites sin respuesta oficial
formal, ocuparon el predio, araron
y sembraron, repararon alambrados,
comenzaron a criar ganado y levantaron
una vivienda precaria.
Los
indígenas deben renunciar a
esas tierras pues pertenecen a la
Compañía de Tierras
Sud Argentino, dueña de 970.000
hectáreas en la zona y controlada
por la corporación italiana
de la vestimenta Benetton, según
el fallo.
"Las
comunidades mapuches de Argentina
fueron arrinconadas y empujadas a
vivir en las peores tierras, las más
áridas e inhóspitas.
Solo se les permite ocupar predios
fiscales, pero no se las asiste para
realizar los trámites de tenencia
definitiva como indica la ley provincial´.
- "Las leyes son para los "huincas"(blancos).
Para nosotros la democracia aún
no llegó", dijo a IPS
Mauro Millán, líder
indígena del sur argentino,
tras el fallo judicial que restituyó
al grupo empresarial italiano Benetton
300 hectáreas reivindicadas
por una familia mapuche.
Un juez de la austral provincia de
Chubut falló el lunes por la
noche contra Atilio Curiñanco
y Rosa Rúa Nahuelquir, una
pareja mapuche que había ocupado
el predio en 2002 con sus cuatro hijos.
Los indígenas deben renunciar
a esas tierras pues pertenecen a la
Compañía de Tierras
Sud Argentino, dueña de 970.000
hectáreas en la zona y controlada
por la corporación italiana
de la vestimenta Benetton, según
el fallo.
La
familia mapuche había presentado
un pedido al Instituto Autárquico
de Colonización (IAC) de Chubut
para ocupar un terreno fiscal en el
área que habitaron sus ancestros.
Tras seis meses de trámites
sin respuesta oficial formal, ocuparon
el predio, araron y sembraron, repararon
alambrados, comenzaron a criar ganado
y levantaron una vivienda precaria.
Según
Curiñanco, la familia presentó
su proyecto por escrito al IAC, y
éste los autorizó "de
palabra" a instalarse en agosto
de 2002. Pero dos meses después,
una docena de policías, armados
y con perros, irrumpió en el
terreno, en la zona de Leleque, y
los desalojó, argumentando
que pertenecía a una finca
del grupo Benetton.
La
empresa demandó penalmente
a la familia por resistir el desalojo,
e inició otra querella para
definir la cuestión de la propiedad
de la tierra. Los Curiñanco-Rúa
Nahuelquir rechazaron los intentos
de acuerdo extrajudicial iniciados
por la compañía. Aunque
fueron sobreseídos en el proceso
penal, perdieron el juicio por la
ocupación del predio.
El portavoz de la compañía,
Alberto Mazzucchelli, sostuvo que
"ahora el gobierno nacional y
el provincial tendrán que abocarse
a solucionar el problema de vivienda
de la comunidad mapuche. Nosotros
somos una empresa que otorga principalmente
puestos de trabajo", subrayó.
El
caso había despertado expectativa,
convertido en prueba del cumplimiento
de los derechos indígenas consagrados
en leyes provinciales y en la Constitución
de este país de 37 millones
de habitantes, con una población
aborigen de entre 800.000 y dos millones
de personas, según estimaciones
no oficiales.
Las
normas nacionales garantizan a los
indígenas "la posesión
y propiedad de las tierras que tradicionalmente
ocupan" y aseguran que "ninguna
(de esas tierras) será enajenable",
según reza la carta magna.
Pero la justicia avaló el violento
desalojo de los mapuches, en el cual
fueron detenidos y se les secuestraron
sus herramientas de labranza (el arado
y la yunta de bueyes).
Y
ahora otorga la "restitución
definitiva" de las tierras a
Benetton, tomando como base de la
sentencia un registro catastral que
data de 1896, cuando los mapuches
de esa zona del país resistían
una campaña militar conocida
como la "conquista del desierto".
En
aquella ofensiva, miles de aborígenes
murieron a manos del ejército
que, mientras conquistaba tierras,
las entregaba a particulares para
su explotación. En 1896, en
plena conquista, las 970.000 hectáreas
de marras (controladas por Benetton
desde 1991), fueron "obsequiadas"
por el gobierno a la Compañía
de Tierras Sud Argentino, de origen
británico.
Los
mapuches creen que esa cesión
debería ser investigada por
el Congreso legislativo porque esa
empresa se creó simultáneamente
a la entrega de las fincas.
"En
el siglo XIX, Argentina se abría
a la inmigración extranjera,
pero a los indígenas nos exterminaban,
por eso se obsequiaron las tierras
de la Patagonia a los ingleses con
todas nuestras comunidades en el interior",
remarcó Millán, de la
Organización de Comunidades
Mapuche-Tehuelche 11 de Octubre.
El
líder indígena se refería
a la preponderante presencia de terratenientes
de origen británico en esa
zona austral del país, rica
en ganadería ovina, petróleo
y gas natural. Millán esperaba
una sentencia favorable a los mapuches,
que hubiera dado pie al regreso a
sus tierras de miles de indígenas,
desplazados a las grandes ciudades
patagónicas en busca de empleo.
Pero
eso no ocurrió porque "la
justicia y las leyes son de los huincas",
dijo. Antes de que los españoles
llegaran a lo que hoy son Argentina
y Chile, en el siglo XV, los mapuches
(en su lengua, gente de la tierra)
vivían en las zonas australes
de ambos territorios.
En
Chile, subsisten un millón
y medio de mapuches, pero en Argentina
se reducen a 200.000 personas, 94
por ciento de las cuales no tienen
títulos de propiedad de sus
tierras, según una investigación
realizada por el católico Equipo
Nacional de Pastoral Aborigen.
"Las
comunidades mapuches de Argentina
fueron arrinconadas y empujadas a
vivir en las peores tierras, las más
áridas e inhóspitas.
Solo se les permite ocupar predios
fiscales, pero no se las asiste para
realizar los trámites de tenencia
definitiva como indica la ley provincial",
explicó a IPS el abogado Gustavo
Macayo, patrocinante de la familia
Curiñanco-Rúa Nahulequir.
En
otro caso en el que intervino, Macayo
logró enjuiciar por mal desempeño
al magistrado que había dispuesto
el desalojo de los mapuches. En el
proceso, el juez Eduardo Colabelli
fue destituido por sus frecuentes
fallos racistas y un total desconocimiento
del derecho, según indicó
el tribunal.
Mientras
aún estaba en funciones, el
juez Colabelli ordenó la expulsión
de Curiñanco y su familia.
"Más allá de este
resultado adverso, el tema de fondo
debe seguir.
Aún
está pendiente una exhaustiva
investigación sobre esa cesión
de tierras que dio origen a un feudo
equivalente a casi un quinto de la
provincia de Chubut", dijo Macayo,
defensor de mapuches y tehuelches
en varias querellas por tenencia de
tierras, discriminación y problemas
laborales.
"La
mayoría de los mapuches viven
hacinados en cordones urbanos en las
ciudades de Esquel, Comodoro Rivadavia
o El Maitén, y son víctimas
de constantes desalojos, en muchos
casos violentos", detalló
el letrado. "Sin embargo, la
inacción del Estado es permanente,
es una desidia absoluta que deja el
campo libre para que los estancieros
(hacendados) vayan avanzando",
agregó.
El
problema lleva más de un siglo
y continuará, por la precaria
situación legal de los indígenas
respecto de sus tierras, estimó
Millán. Sus abuelos, recordó,
fueron desalojados de un predio comunitario,
y sus padres fueron empleados de una
hacienda de la Compañía
de Tierras Sud Argentino.
"Nuestra
gente solo puede tener acceso a tierras
fiscales sin títulos de propiedad,
los títulos son para los recién
llegados, sean italianos, alemanes
o suizos, pero nosotros, que habitamos
estas tierras desde siempre, no tenemos
ese derecho", subrayó
el dirigente.
Millán fue procesado por protestar
contra los desalojos. En su opinión,
el Estado sólo se hace presente
cuando se trata de despojar a los
indígenas de sus derechos,
mediante la policía y la justicia.
"Me
pregunto siempre, ¿qué
pasa cuando una familia mapuche decide
ejercer su derecho de volver a su
tierra y a sus costumbres? Parece
que no tenemos esa libertad. Se habla
mucho de democracia y derechos humanos,
pero para nosotros, los indígenas,
ese momento todavía no llegó",
lamentó el líder indígena.
»»Benetton.-
Editorial de La Nueva España.
14 de Mayo de 2004.- Rosa Nahuelquir,
Atilio Curiñanco y sus hijos
se instalaron hace dos años
en un lugar llamado Santa Rosa, en
la Patagonia argentina. Levantaron
una modesta casa fabricada con chapas
y un pequeño corral para meter
un puñado de ovejas y cabras
con las que poder subsistir. Ocuparon
unas tierras abandonadas, en las que
no había más que viento
y silencio, como dicen allí.
Sin embargo, hasta no hace mucho tiempo
fueron el hogar de sus antepasados
mapuches, una comunidad indígena
que considera que la tierra, como
la nieve que cae sobre las montañas
o los rayos de luz, no puede ser propiedad
de nadie.
No
piensa lo mismo la familia de Carlo
y Luciano Benetton, los mayores terratenientes
de Argentina, con más de 900.000
hectáreas (una superficie similar
a la Comunidad de Madrid). Entre sus
propiedades estaba la finca que ocuparon
los Curiñanco, así que
los denunciaron por usurpación
y exigieron su inmediata expulsión.
Unos
individuos habían tenido la
osadía de cuestionar el latifundio
más grande del país,
donde 250.000 ovejas producen parte
de la lana que necesita el imperio
italiano (una curiosidad: a cada oveja
le corresponden 3,2 hectáreas,
más que a cualquier familia
mapuche).
»»Propiedad
privada.- Los elegantes abogados de
Benetton recordaron el intocable principio
de la propiedad privada y pusieron
sobre la mesa viejos papeles de dudosa
procedencia y algunos planos. Lo que
parecieron olvidar fue que esos mismos
documentos mostraban un extraño
crecimiento de las propiedades de
los italianos sin que existiese justo
título.
En
aquellas tierras dicen que el viento
de la Patagonia es tan fuerte que,
a veces, suele correr los alambrados,
aunque siempre para el mismo lado.
El juez absolvió al matrimonio
de cualquier responsabilidad penal,
pero declaró que la tierra
pertenecía a los hermanos Benetton.
David
perdió esta batalla, pero,
al menos, la realidad ha dejado al
descubierto el verdadero rostro de
la empresa italiana, muy alejado de
esa imagen reivindicativa y comprometida
que pretenden trasladar con sus elaboradas
campañas de marketing.
Recibido por la Agencia Walsh, viene
de BairoNews
22-6/2006
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